sábado, 17 de marzo de 2012

El patrón Oro (eliminado gracias a la expansión del crédito)

      El patrón Oro era ni más ni menos que el valor de la moneda de un país definido como el equivalente a una cantidad fija de oro. Así por ello el valor del dólar estaba definido como una veinteava parte de una onza de oro (1/20) y la libra esterlina era un cuarto (¼) de onza de dicho metal. Entonces se decía que había una única moneda mundial, el oro, y por motivos de comodidad la gente usaba billetes de papel para hacer las compras y ventas.
Porque se eligió este metal como rector del sistema monetario mundial? Pues cumplía todos los requisitos:

Transportable, es decir, su valor ha de ser alto en relación con su peso, para poder comerciar con lugares lejanos.
Divisible, para facilitar las transacciones menores.
Homogéneo, para que cada una de las partes en que lo dividimos sea igual.
Duradero, para que mantenga su valor mientras lo tenemos almacenado entre su compra y su venta.
Difícil de falsificar.

      Para el progreso comercial mundial era necesario una mercancía de intercambio que sea por todos aceptada y que fuese lo mas líquida posible. Así el oro fue elegido como rector mundial del comercio. Este facilitó enormemente los intercambios aunque una de las desventajas era su más que considerable peso.

Así que fue imponiéndose la costumbre de pagar con unas notas de papel que otorgaban al portador la posesión de cierta cantidad de oro depositada en cierto lugar (bancos).  Tener estos billetes equivalía a ser el propietario del oro depositado en alguna caja fuerte. Una multitud de bancos comerciales de todo el mundo emitían este tipo de notas de papel.
Extracción de oro - Alaska 1916
Cuando un banco emitía esos billetes, sabía que a partir de ese momento podía presentársele un cliente con alguno de ellos exigiendo al banco que se lo cambiara por la correspondiente cantidad de oro. Los bancos, comprensiblemente, trataban de mantener una relación sensata entre el dinero que habían emitido y sus propias reservas de oro.

De esta manera, cuando el público desconfiaba de algún banco y se formaban largas colas ante sus oficinas para retirar el dinero, la mayoría de clientes conseguía salir con oro en sus manos. Así, conservaban su riqueza mayormente intacta, por muchas dificultades que hubiese en el sistema bancario. Nada que ver con los que sucedería un siglo más tarde.

Por ello es importante que una moneda rectora del sistema mundial tenga las siguientes características ( ya sea para el oro anteriormente como lo es para el dólar hoy en día:

Primera; los precios se mantienen estables, es decir, la inflación es insignificante.

Segunda; los tipos de cambio son estables ( no haya devaluaciones), es decir, no es que se hagan esfuerzos para mantener una paridad fija artificial sino que no existen presiones que pongan en peligro ese equilibrio, lo cual es una bendición para el comercio internacional.

Puede entenderse que con una inflación bajo control, un gasto público bajo control, unos bancos emisores bajo control y un tipo de cambio bajo control, la tranquilidad económica era tal que prosperar económicamente se convirtió en lo normal.

Cuando un banco empezaba a emitir dinero a mayor ritmo del que aumentaban sus reservas de oro, aumentaba el riesgo de que alguien fuese al banco a cambiar sus billetes y le contestaran: “lo siento, no podemos darle oro a cambio de ese papelito”. Entonces, veían que la cantidad de oro que les quedaba era muy insuficiente para hacer frente a tantos billetes y tenían que “redefinir” a la baja la divisa en términos de oro, o sea, devaluarla.

El primer gran error – La crisis del 29
Tapa New York Times -Crash 1929
Efectivamente, a finales de los años veinte el nuevo sistema se vino abajo.

La Reserva Federal se enfrentaba a un doble desafío. Por un lado, Estados Unidos estaba pasando por una ligera crisis económica. La Reserva Federal, temerosa de que se produjera una escasez de dinero, aumentó su ritmo de emisión de moneda.  Por otro lado, el banco central inglés se había negado, por motivos políticos, a una necesaria subida de sus tipos de interés. Debido a este tipo de interés artificialmente bajo en Inglaterra, los inversores ingleses preferían tener su dinero en dólares en vez de en libras esterlinas. En consecuencia, se estaba produciendo una gran salida de oro desde Inglaterra hacia Estados Unidos. Para ayudar a los ingleses, la Reserva Federal decidió imprimir todavía más dinero, que rebajaría el tipo de interés en Estados Unidos hasta situarlo a niveles cercanos a los de Inglaterra. Con tipos de interés parecidos a ambos lados del Atlántico, se acabó la fuga de oro. Pero los problemas acababan de empezar.

La enorme liquidez que la Reserva Federal había inyectado al mercado fue a parar, en gran medida, a los mercados financieros. Con enormes cantidades de dinero barato, los inversores compraron acciones de las empresas líderes en las nuevas tecnologías: automóviles y radio, principalmente. Los índices bursátiles se dispararon. Se estaba creando riqueza de la nada pero los expertos aseguraban que los enormes beneficios bursátiles se correspondían perfectamente con la envidiable situación de la economía real. La realidad era bien distinta, se trataba de una inmensa burbuja financiera. Las acciones de la RCA, por ejemplo, pasaron de 1,5 $ en 1921 a 141 $ en 1929. El 3 de septiembre de 1929 se alcanzó el máximo en Wall Street. La Reserva Federal quiso detener la burbuja parando en seco la expansión monetaria, pero ya era muy tarde y la reventó. Del 24 al 29 de octubre se produjo la caída en picada de la bolsa.

El presidente Herbert C. Hoover primero, como Franklin D. Roosevelt después, intentó frenar la crisis a fuerza de políticas intervencionistas. La crisis se agudizó y se esparció por el mundo. En 1931, Inglaterra abandonó completamente el patrón oro. En julio de 1932, el índice Dow Jones había perdido el 90% de su valor desde los máximos de 1929 y tardaría todavía un cuarto de siglo en recuperar esos niveles. El PIB americano cayó un 60% respecto a 1929 y más de 4.000 bancos cerraron.
En 1933, Roosevelt decidió acabar con la convertibilidad de los billetes de la Reserva Federal para los ciudadanos americanos. Esto es, desde entonces sólo los gobiernos y bancos mundiales podrían cambiar los billetes de la Reserva por oro. Se llegó al extremo de prohibir a los americanos poseer oro. En 1934 Estados Unidos readoptó el patrón oro, pero no a 20 dólares por onza sino a 35.


Bretton Woods – Segundo gran error
Foto de Reunión mundial Bretton Woods (Kentucky)
Cuando los Aliados vieron que tenían la guerra ganada (2nda guerra mundial), empezaron a diseñar planes para el sistema financiero internacional que habría de establecerse en la posguerra.

El plan inglés fue obra del economista Lord John M. Keynes, el americano fue obra de un alto funcionario del Tesoro llamado Harry D. White. Para cuando la guerra terminó, en 1945, el PIB americano representaba la mitad de toda la producción mundial. No podía haber discusión, se aplicaría el Plan White.

Entre otras cosas, el Plan White implicó la creación del Fondo Monetario Internacional.

En las conferencias celebradas en Bretton Woods a mediados de 1944, las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial redefinieron el sistema monetario internacional aplicando el Plan White. Esto es, todas las divisas serían convertibles en dólares y sólo el dólar sería convertible en lingotes de oro a razón de 35 dólares por onzas para los gobiernos extranjeros.

La Reserva Federal reinició su política de emitir dólares alegremente. Mientras tanto, Europa y Japón, aplicando políticas más sensatas, se recuperaron y la balanza comercial comenzó a inclinarse en contra de los Estados Unidos. Esos países se encontraron con que sus reservas nacionales se estaban llenando de dólares sobrevaluados que habían adquirido vendiendo sus productos a Estados Unidos. No puede sorprende su reacción: empezaron a vender dólares a la Reserva Federal a cambio de lingotes de oro. Lo poco que quedaba del patrón oro siguió actuando: el banco emisor irresponsable tenía que despedirse de su oro. Las reservas de oro de la Reserva Federal, que tras la Segunda Guerra Mundial estaban valoradas en 20 mil millones de dólares, se vaciaron hasta los 9 mil millones.

Pero, a medida que las ventas de dólares hacían subir la demanda de oro, en los mercados internacionales de oro, principalmente Londres y Zurich, en precio del metal precioso iba subiendo. A la Reserva Federal le resultaba cada vez más difícil mantener el cambio de 35 dólares por una onza de oro.


La caída de Bretton Woods

En marzo de 1968, Estados Unidos decidió acabar con la pérdida incesante de oro. El remedio que se aplicó consistió en el compromiso de todos los bancos centrales a no comprar ni vender oro en los mercados libres. Esto es, las reservas de oro de los bancos centrales y todo el demás oro del mundo funcionarían en compartimentos estancos, jamás se mezclarían. Así, confiaban, la Reserva Federal dejaría de perder oro y el precio mundial de la onza de oro volvería a niveles muy por debajo de los 35 dólares. Se equivocaron a lo grande.

La Reserva Federal seguía inflando el dólar así que su valor en los mercados iba cayendo mientras el oro se apreciaba. A principios de 1973, una onza de oro se cambiaba en los mercados internacionales por 125 dólares.

Los bancos centrales europeos amenazaron con vender gran parte de los inútiles dólares que tenían en sus reservas a cambio de oro, contraviniendo el acuerdo. Así que, el 15 de agosto de 1971, por orden del presidente Richard M. Nixon, el dólar dejó de ser convertible en lingotes de oro incluso para gobiernos y bancos centrales extranjeros. Fue el golpe de gracia al patrón oro.
Esta bestial destrucción del dinero se aceleró con la decisión de Nixon de romper el último lazo entre el oro y el dólar. Obviamente, en el mercado predominaron los que quisieron deshacerse a toda prisa de sus dólares para poder comprar activos cuyo valor no se degrade tan rápidamente. El oro, el petróleo y otros activos vieron como su precio se disparaba en dólares. La inflación del dólar llegó a los dos dígitos.

La tendencia alcista del oro.

Desde que en el año 2001 el precio de la onza de oro se cotizara en unos 256,60 dólares, ha encadenado 8 años de subidas, multiplicando por 4 su valor hasta los valores actuales.
En los últimos meses los inversores han optado por el oro ante la escalada de la crisis financiera, el desplome del dólar y los temores a un alza de la inflación a causa de las grandes cantidades de dinero que han sido inyectadas a las economías.
Se considera que otro de los factores que ha contribuido en regresar al oro ha sido el momento de haber roto a la barrera psicológica de los 1000 dólares por compras de seguridad y para cubrirse de la presión inflacionaria.
El precio del oro sube por la preocupación de inversores sobre presiones inflacionarias ante las grandes sumas de dinero que se están inyectando a la economía mundial. Para algunos hablar de inflación es prematuro pero hacia el futuro inversores están agregando a sus tenencias el metal precioso, para preservar el valor de sus portafolios.

Reserva Federal

 
El país que posee las mayores reservas de oro del mundo es Estados Unidos. Casi el diez por ciento de todo el oro del planeta está concentrado en dos lugares de USA. 5.000 toneladas están en Nueva York, en el Banco de Nueva York de la Reserva Federal. Allí se almacenan reservas de oro del país pero también de muchos otros países del mundo que lógicamente entienden que su dinero está más seguro en un banco fiable que en sus propios Bancos Centrales.

Esta tendencia comenzó sobre todo durante las Guerras Mundiales Europeas en que los países prefirieron depositar su oro en un lugar más seguro. Hasta 122 países y organizaciones guardan oro en la Reserva Federal, sin tener que pagar por ello, salvo cuando mueven el oro de sitio que hay que pagar una cantidad.
Sólo una pequeña parte del oro almacenado en la Reserva Federal pertenece a los Estados Unidos (menor al 5%). En 1978 llegó a almacenar un millón de lingotes de oro. Hoy sólo posee unos 700.000.

Fort Knox
Donde Estados Unidos almacena su otro cinco por ciento del oro existente en todo el planeta es en Fort Knox, cuyo nombre oficial es United States Bullion Depository. Fort Knox es una pequeña población de Kentucky formada en su totalidad por una base militar. Más de 12.000 personas viven en Fort Knox que está considerado uno de los lugares más inexpugnables del mundo.




Fuentes: http://www.liberalismo.org/articulo/222/12/patron/oro/
              http://www.newyorkfed.org/index.html
              http://www.preciooro.com/
             


1 comentario:

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    Emilia

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