El patrón Oro era ni
más ni menos que el valor de la moneda de un país definido como el equivalente
a una cantidad fija de oro. Así por ello el valor del dólar estaba definido
como una veinteava parte de una onza de oro (1/20) y la libra esterlina era un
cuarto (¼) de onza de dicho metal. Entonces se decía que había una única moneda
mundial, el oro, y por motivos de comodidad la gente usaba billetes de papel
para hacer las compras y ventas.
Porque se eligió
este metal como rector del sistema monetario mundial? Pues cumplía todos los
requisitos:
Transportable, es
decir, su valor ha de ser alto en relación con su peso, para poder comerciar
con lugares lejanos.
Divisible, para
facilitar las transacciones menores.
Homogéneo, para
que cada una de las partes en que lo dividimos sea igual.
Duradero, para
que mantenga su valor mientras lo tenemos almacenado entre su compra y su
venta.
Difícil
de falsificar.
Para
el progreso comercial mundial era necesario una mercancía de intercambio que
sea por todos aceptada y que fuese lo mas líquida posible. Así el oro fue
elegido como rector mundial del comercio. Este facilitó enormemente los
intercambios aunque una de las desventajas era su más que
considerable peso.
Así que fue
imponiéndose la costumbre de pagar con unas notas de papel que otorgaban al
portador la posesión de cierta cantidad de oro depositada en cierto lugar
(bancos).
Tener estos billetes equivalía a ser el propietario del oro depositado en alguna caja
fuerte. Una multitud de bancos comerciales de todo el mundo emitían este tipo
de notas de papel.
Extracción de oro - Alaska 1916
Cuando un
banco emitía esos billetes, sabía que a partir de ese momento podía
presentársele un cliente con alguno de ellos exigiendo al banco que se lo
cambiara por la correspondiente cantidad de oro. Los bancos, comprensiblemente,
trataban de mantener una relación sensata entre el dinero que habían emitido y
sus propias reservas de oro.
De esta manera,
cuando el público desconfiaba de algún banco y se formaban largas colas ante
sus oficinas para retirar el dinero, la mayoría de clientes conseguía salir con
oro en sus manos. Así, conservaban su riqueza mayormente intacta, por muchas
dificultades que hubiese en el sistema bancario. Nada que ver con los que
sucedería un siglo más tarde.
Por ello es
importante que una moneda rectora del sistema mundial tenga las siguientes
características ( ya sea para el oro anteriormente como lo es para el dólar hoy
en día:
Primera; los precios
se mantienen estables, es decir, la inflación es insignificante.
Segunda; los tipos
de cambio son estables ( no haya devaluaciones), es decir, no es que se hagan
esfuerzos para mantener una paridad fija artificial sino que no existen
presiones que pongan en peligro ese equilibrio, lo cual es una bendición para
el comercio internacional.
Puede entenderse que
con una inflación bajo control, un gasto público bajo control, unos bancos
emisores bajo control y un tipo de cambio bajo control, la tranquilidad
económica era tal que prosperar económicamente se convirtió en lo normal.
Cuando un banco empezaba
a emitir dinero a mayor ritmo del que aumentaban sus reservas de oro, aumentaba
el riesgo de que alguien fuese al banco a cambiar sus billetes y le
contestaran: “lo siento, no podemos darle oro a cambio de ese papelito”. Entonces, veían que la cantidad de oro que les quedaba era muy
insuficiente para hacer frente a tantos billetes y tenían que “redefinir” a la
baja la divisa en términos de oro, o sea, devaluarla.
El primer gran error
– La crisis del 29
Tapa New York Times -Crash 1929
La
Reserva Federal se enfrentaba a un doble desafío. Por un lado, Estados Unidos
estaba pasando por una ligera crisis económica. La Reserva Federal, temerosa de
que se produjera una escasez de dinero, aumentó su ritmo de emisión de moneda. Por otro lado, el banco central inglés se
había negado, por motivos políticos, a una necesaria subida de sus tipos de
interés. Debido a este tipo de interés artificialmente bajo en Inglaterra, los
inversores ingleses preferían tener su dinero en dólares en vez de en libras
esterlinas. En consecuencia, se estaba produciendo una gran salida de oro desde
Inglaterra hacia Estados Unidos. Para ayudar a los ingleses,
la Reserva Federal decidió imprimir todavía más dinero, que rebajaría el tipo
de interés en Estados Unidos hasta situarlo a niveles cercanos a los de
Inglaterra. Con tipos de interés parecidos a ambos lados del Atlántico, se
acabó la fuga de oro. Pero los problemas acababan de empezar.
La enorme
liquidez que la Reserva Federal había inyectado al mercado fue a parar, en gran
medida, a los mercados financieros. Con enormes cantidades de dinero barato,
los inversores compraron acciones de las empresas líderes en las nuevas
tecnologías: automóviles y radio, principalmente. Los índices bursátiles se
dispararon. Se estaba creando riqueza de la nada pero los expertos aseguraban
que los enormes beneficios bursátiles se correspondían perfectamente con la
envidiable situación de la economía real. La realidad era bien distinta, se
trataba de una inmensa burbuja financiera. Las acciones de la RCA, por ejemplo,
pasaron de 1,5 $ en 1921 a 141 $ en 1929. El 3 de septiembre de 1929 se alcanzó
el máximo en Wall Street. La Reserva Federal quiso detener la burbuja parando
en seco la expansión monetaria, pero ya era muy tarde y la reventó. Del 24 al
29 de octubre se produjo la caída en picada de la bolsa.
El presidente
Herbert C. Hoover primero, como Franklin D. Roosevelt después, intentó frenar
la crisis a fuerza de políticas intervencionistas. La crisis se agudizó y se
esparció por el mundo. En 1931, Inglaterra abandonó completamente el patrón
oro. En julio de 1932, el índice Dow Jones había perdido el 90% de su valor
desde los máximos de 1929 y tardaría todavía un cuarto de siglo en recuperar
esos niveles. El PIB americano cayó un 60% respecto a 1929 y más de 4.000
bancos cerraron.
En 1933, Roosevelt
decidió acabar con la convertibilidad de los billetes de la Reserva Federal
para los ciudadanos americanos. Esto es, desde entonces sólo los gobiernos y
bancos mundiales podrían cambiar los billetes de la Reserva por oro. Se llegó
al extremo de prohibir a los americanos poseer oro. En 1934 Estados Unidos
readoptó el patrón oro, pero no a 20 dólares por onza sino a 35.
Bretton
Woods – Segundo gran error
Foto de Reunión mundial Bretton Woods (Kentucky)
Cuando los Aliados
vieron que tenían la guerra ganada (2nda guerra mundial), empezaron a diseñar
planes para el sistema financiero internacional que habría de establecerse en
la posguerra.
El plan inglés fue
obra del economista Lord John M. Keynes, el americano fue obra de un alto
funcionario del Tesoro llamado Harry D. White. Para cuando la guerra terminó,
en 1945, el PIB americano representaba la mitad de toda la producción mundial.
No podía haber discusión, se aplicaría el Plan White.
Entre otras cosas,
el Plan White implicó la creación del Fondo Monetario Internacional.
En las conferencias
celebradas en Bretton Woods a mediados de 1944, las potencias vencedoras de la
Segunda Guerra Mundial redefinieron el sistema monetario internacional
aplicando el Plan White. Esto es, todas las divisas serían convertibles en
dólares y sólo el dólar sería convertible en lingotes de oro a razón de 35
dólares por onzas para los gobiernos extranjeros.
La Reserva Federal
reinició su política de emitir dólares alegremente. Mientras tanto, Europa y
Japón, aplicando políticas más sensatas, se recuperaron y la balanza comercial
comenzó a inclinarse en contra de los Estados Unidos. Esos países se
encontraron con que sus reservas nacionales se estaban llenando de dólares
sobrevaluados que habían adquirido vendiendo sus productos a Estados Unidos. No
puede sorprende su reacción: empezaron a vender dólares a la Reserva Federal a
cambio de lingotes de oro. Lo poco que quedaba del patrón oro siguió actuando:
el banco emisor irresponsable tenía que despedirse de su oro. Las reservas de
oro de la Reserva Federal, que tras la Segunda Guerra Mundial estaban valoradas
en 20 mil millones de dólares, se vaciaron hasta los 9 mil millones.
Pero, a medida que
las ventas de dólares hacían subir la demanda de oro, en los mercados
internacionales de oro, principalmente Londres y Zurich, en precio del metal
precioso iba subiendo. A la Reserva Federal le resultaba cada vez más difícil
mantener el cambio de 35 dólares por una onza de oro.
La
caída de Bretton Woods
En marzo de 1968,
Estados Unidos decidió acabar con la pérdida incesante de oro. El remedio que
se aplicó consistió en el compromiso de todos los bancos centrales a no comprar
ni vender oro en los mercados libres. Esto es, las reservas de oro de los
bancos centrales y todo el demás oro del mundo funcionarían en compartimentos
estancos, jamás se mezclarían. Así, confiaban, la Reserva Federal dejaría de
perder oro y el precio mundial de la onza de oro volvería a niveles muy por
debajo de los 35 dólares. Se equivocaron a lo grande.
La Reserva Federal
seguía inflando el dólar así que su valor en los mercados iba cayendo mientras
el oro se apreciaba. A principios de 1973, una onza de oro se cambiaba en los
mercados internacionales por 125 dólares.
Los bancos centrales
europeos amenazaron con vender gran parte de los inútiles dólares que tenían en
sus reservas a cambio de oro, contraviniendo el acuerdo. Así que, el 15 de
agosto de 1971, por orden del presidente Richard M. Nixon, el dólar dejó de ser
convertible en lingotes de oro incluso para gobiernos y bancos centrales
extranjeros. Fue el golpe de gracia al patrón oro.
Esta bestial
destrucción del dinero se aceleró con la decisión de Nixon de romper el último
lazo entre el oro y el dólar. Obviamente, en el mercado predominaron los que
quisieron deshacerse a toda prisa de sus dólares para poder comprar activos
cuyo valor no se degrade tan rápidamente. El oro, el petróleo y otros activos
vieron como su precio se disparaba en dólares. La inflación del dólar llegó a
los dos dígitos.
La tendencia alcista
del oro.
Desde que en el año 2001 el precio de la onza de oro se cotizara en unos 256,60 dólares, ha encadenado 8 años de subidas, multiplicando por 4 su valor hasta los valores actuales.
En los últimos meses los inversores han optado por el oro ante la escalada de la crisis financiera, el desplome del dólar y los temores a un alza de la inflación a causa de las grandes cantidades de dinero que han sido inyectadas a las economías.
Se considera que otro de los factores que ha contribuido en regresar al oro ha sido el momento de haber roto a la barrera psicológica de los 1000 dólares por compras de seguridad y para cubrirse de la presión inflacionaria.
El precio del oro sube por la preocupación de inversores sobre presiones
inflacionarias ante las grandes sumas de dinero que se están inyectando a la
economía mundial. Para algunos hablar de inflación es prematuro pero hacia el
futuro inversores están agregando a sus tenencias el metal precioso, para
preservar el valor de sus portafolios.
Reserva Federal
El país que posee las mayores reservas de oro del mundo es Estados Unidos. Casi el diez por ciento de todo el oro del planeta está concentrado en dos lugares de USA. 5.000 toneladas están en Nueva York, en el Banco de Nueva York de la Reserva Federal. Allí se almacenan reservas de oro del país pero también de muchos otros países del mundo que lógicamente entienden que su dinero está más seguro en un banco fiable que en sus propios Bancos Centrales.
Esta tendencia comenzó sobre todo durante las Guerras Mundiales Europeas en que los países prefirieron depositar su oro en un lugar más seguro. Hasta 122 países y organizaciones guardan oro en la Reserva Federal, sin tener que pagar por ello, salvo cuando mueven el oro de sitio que hay que pagar una cantidad.
Sólo una pequeña parte del oro almacenado en la Reserva Federal pertenece a los Estados Unidos (menor al 5%). En 1978 llegó a almacenar un millón de lingotes de oro. Hoy sólo posee unos 700.000.
Fort Knox
Donde Estados Unidos
almacena su otro cinco por ciento del oro existente en todo el planeta es en Fort Knox,
cuyo nombre oficial es United States
Bullion Depository. Fort Knox
es una pequeña población de Kentucky formada en su totalidad por una base
militar. Más de 12.000 personas viven en Fort Knox que está considerado uno de los lugares más inexpugnables
del mundo.
Fuentes: http://www.liberalismo.org/articulo/222/12/patron/oro/
http://www.newyorkfed.org/index.html
http://www.preciooro.com/
http://www.newyorkfed.org/index.html
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